C Lengua, viernes 15 de mayo. ESCRITURA. Termina esta historia


Galletas de manzana, cacao puro y nueces (Sin azúcar añadido)

Este relato nos cuenta algo sobre
la vida de Pablo. Como ves, supone la introducción de su historia. Tienes que añadir un nudo y un desenlace que tengan relación con el comienzo y el título. Pero antes de todo, lee varias veces el texto, busca en el diccionario el significado de las palabras en rojo y escribe lo que has encontrado. 

Te dejo aquí el enlace que trabajamos en el primer trimestre acerca de los cuentos o relatos.

Debes escribir tanto el título como lo que yo he aportado y, por supuesto, tu contribución para terminar la historia.

RECUERDA: debes añadir el contenido suficiente para que la historia tenga sentido. No vayas a la ley de los mínimos. Trata de hacer un texto bien elaborado.






EL CREADOR DE LAS GALLETAS CELESTIALES

Pablo era un joven que mostraba un amor por la repostería que había heredado de su abuela, pero además, tenía tanto una vena emprendedora como unas ideas geniales. Ya desde pequeño, adoraba meterse en la cocina junto a ella para elaborar recetas de postres sabrosos que hacían las delicias de toda la familia. 

Siendo casi un adolescente quiso compartir su talento y ofrecer sus servicios a una de las pastelerías más conocidas de su pequeño pueblo. Don Carmelo, el dueño del establecimiento, se quedó impresionado con las creaciones tan ricas que salían de sus manos y no dudó en incorporarlo al equipo que trabajaba en su obrador. Se dio cuenta que contar con él le haría ganar más fama aún a su local. 

Y así sucedió. Pronto los vecinos fueron corriendo la voz sobre las maravillas reposteras que salían de ese horno. Todos estaban de acuerdo en que incluso el tiempo lo había mejorado. Se preguntaban qué había sucedido, qué revolución de ideas se había dado en su interior. Las vitrinas se llenaban de productos mágicos para el paladar, hechos con mimo, y tan pronto aparecían a la vista de todos, volvían a desaparecer porque nadie podía resistir la tentación de probarlos. Los comentarios positivos fueron recorriendo pueblos y regiones de alrededor hasta que llegó un día en que había que sacar número para deleitarse con el sabor de las galletas celestiales, la idea más innovadora salida del prodigioso talento de nuestro protagonista. 

Don Carmelo tuvo que agrandar su tienda, contratar a más gente ante tanta expectación. Hizo mucho dinero gracias a las creaciones de su joven genio, pero a él apenas le subió el sueldo. Como las noticias corren, la gente supo que el artífice de esas nuevas sensaciones tenía nombre, Pablo.
 El chico se daba cuenta que estaba haciendo rico a un hombre que, aunque apostó por él, no supo valorarlo. Por ello, un buen día, habiendo reunido el dinero suficiente para emprender su propio negocio, despidió a su jefe y compró un local donde seguir haciendo feliz a la gente. Desde ese momento ya nunca nadie más le diría qué tenía que ganar por entregar su talento al mundo.




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